Bienvenidos "quemeros"

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domingo, 24 de abril de 2011

Sin confianza y sin respeto.


Posterior a la victoria contra Gimnasia, algunos jugadores de Huracán, hicieron declaraciones en distintos medios periodísticos sobre la confianza que habían conseguido y el respeto ganado por parte de los rivales. A continuación llegaron tres derrotas y un empate.

Boca fue siempre superior al Globo. Desde el comienzo del partido la posición de Mouche sobre la derecha y la libertad de Chavez en el medio complicó en forma definitiva cualquier aspiración de Huracán para conseguir un resultado positivo. Palermo siempre fue incontrolable para los centrales locales y si la diferencia de tres goles fue escasa se debió nada más que a la tarea de Gastón Monzón, aún criticado por muchos simpatizantes quemeros, y a la mala fortuna del nueve visitante.

El conjunto de Pompei no respondió en ningún momento y ni siquiera amagó con intentarlo. Otra vez el intento de Bottaro por derecha quitando un medio no modifico el ritmo del juego. Linea por linea era inútil cualquier esfuerzo. La defensa jamas estuvo ordenada, el medio ni marcó ni asistió y así fue imposible que los delanteros contaran con alguna ocasión para desnivelar. Dos tiros muy anunciados de Maidana y un cabezazo de Ospina fue lo más peligroso ( por así llamarlo), que provocó el Globo sobre el arco de Luchetti. El gol de Colazo a los veinte segundos de comenzado el segundo período confirmaba que Huracán estaba totalmente desarticulado para enfrentar a este Boca "maltrecho" que busca levantar su nivel después de un comienzo de campeonato muy mediocre.

Siendo simple en el análisis y en las apreciaciones al Globo, los números y los puntos le juegan a favor aún en su lucha por mantener un lugar en la promoción eludiendo el descenso directo. El aroma y los síntomas dan un parte nada agradable. Aquella confianza y aquel respeto se diluyeron durante cuatro partidos y mirando lo que queda es muy difícil ser optimista. Porque aunque dependa de si mismo, Quilmes y el Lobo platense suman fecha a fecha, cosa que Huracán no consigue.

Asoma el clásico y aunque el archirrival tenga su propia crisis nada se compara con el presente del Globo. No hay solvencia defensiva para tolerar cualquier sistema ajeno. Sea Fabbiani, Palermo o quien sea. Ahora nos acordamos de Quintana, cuando los que juegan no responden a las circunstancias. La estructura del medio está más quebrada que nunca y la confianza depositada en Rodrigo Battaglia quizá sea una mochila demasiado pesada para el juvenil valor quemero. Son los Machín, los Britez Ojeda aquellos que tienen que imponer su presencia, pero nada de eso sucede. Con esta base endeble y tambaleante cualquier opción en ataque es más un sueño individual que una amenaza en conjunto.

Un Globo desarmado y maltrecho lucha contra su propia impotencia. Las sensaciones, los pensamientos y las ilusiones nos depositan en un desenlace quizá prematuro de esta película, solo depende de Huracán alargarlo y modificar el último renglón.

Jorge Aja García

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